Liderazgo Femenino
Son nuevos tiempos. Tiempos de cambio, y de nuevos puntos de vista. Y esta oleada de transformaciones, y nuevas tendencias, llega al liderazgo. Teorías, técnicas, experiencias, fábulas, y guías, sobre el liderazgo se acumulan en los estantes de las librerías. Esto no se debe a otra cosa, que al nuevo cambio de tendencia en la forma de liderar las organizaciones. En este sentido florece con fuerza la idea del liderazgo femenino.
El liderazgo femenino como una nueva forma de liderar las organizaciones del siglo XXI es algo que se está empezando a valorar en el sector empresarial, así como en el sistema público.
Basándonos en los estudios de Simone de Beauvoir y Helen Fisher, se puede concluir que las mujeres disponen de una serie de cualidades que les son propias a su género, y al mismo tiempo lo cultural (entorno social, político y cultural) condiciona y moldea esas cualidades. De forma que se hace evidente que por nacimiento y por condicionamiento ambiental, la mujer posee una serie de cualidades que las diferencian del varón.
Hasta ahora, la sociedad y la economía estaba gobernada por un modelo de dirección y liderazgo con marcada influencia masculina. El hombre ha sido preparado para alcanzar logros y objetivos, para competir con sus semejantes, en la búsqueda del éxito y reconocimiento público, para luchar en mil batallas hasta conseguir su meta. Y esto lo ha llevado a cabo poniendo en prácticas esas otras cualidades que le distingue de la mujer, y que, igualmente, le son propias y moldeadas por el entorno social. Sin embargo, a pesar que las cualidades que han hecho del hombre un líder que ha traído al mundo hasta la situación actual (con luces y sombras), se hace necesario una nueva forma de liderar ante un escenario que exige nuevas cualidades.
Son las propias cualidades de la mujer las que permiten hablar de liderazgo femenino. Y es que este liderazgo femenino se caracteriza por la mejor adaptación a los climas emocionales, por el mejor manejo de los conflictos, por prestar atención al desarrollo de las personas y sus necesidades. Cercanas a la compasión, al cuidado del planeta, al compromiso y la responsabilidad. Son muchas las voces masculinas las que se alzan en pos de la defensa del lugar que la mujer debe ocupar en los puestos de dirección. Y son ya muchos los que se han dado cuenta que la mujer está preparada para ocupar estos puestos, con unas características únicas. Y es que es el liderazgo femenino una nueva forma de liderar y dirigir a tener en cuenta, y del que se esperan excelentes resultados.
En nuestro país, según datos de la Secretaría de Estado de Igualdad del Ministerio de la Presidencia, en colaboración con el Consejo Superior de las Cámaras de Comercio, la mayor desigualdad se produce en la gerencia de pequeñas empresas con menos de diez empleados. En estos puestos, las gerentes solo cobran el 57,7% del sueldo de sus colegas, es decir 24.290 euros anuales de media, por 42.043 euros en el caso de los varones. Cuando nos referimos a puestos de alta calificación la diferencia salarial entre hombres y mujeres es de un 31,8%, según el estudio ‘Trayectorias laborales de las mujeres que ocupan puestos de alta calificación‘
Por tanto, por los datos y bajo mi propia experiencia, y si me permiten una opinión personal; convivo diariamente con mujeres que ejercen un liderazgo extraordinario en su vida diaria. Mujeres con una serie de cualidades humanas y profesionales que las harían grandes dirigentes, y que sin embargo no ostentan ningún puesto de responsabilidad. En parte, incluso, se puede deber a sus propios moldeamientos culturales y sociales, pero sobretodo se debe a la falta de confianza que sigue existiendo a la hora de promocionar a la mujer; llegando incluso a contratar hombres que ocupen directamente puestos para lo que ellas han llegado tras años y pasar por otros puestos dentro de la empresa.
Autor: Juan Manuel Castillo Castillo, Coach Profesional, Tutor Jefe COANCO
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