Este verano cogí unas vacaciones de última hora. En el último momento encontré unas vacaciones fantásticas a un precio excepcional.

Tan última hora era, que salía de vacaciones en crucero el lunes 27 de agosto, y yo estaba comprando el viaje el viernes 24 a las 4 de la tarde.

El asunto está que cuando llego al barco, y por fin al camarote, veo que era lo que quería. Un camarote exterior con ventana al mar. La única pega es que había una puerta que comunicaba nuestro camarote con el de al lado. Algo parecido a lo que pasa en los hoteles con las habitaciones familiares.

¿Qué ocurrió?

Pues que la puerta estaba, pero como si no estuviera; cuando llegaron los vecinos de camarote, parecía que estaban dentro de mi camarote. En un primer momento cuando los escuché eran las 7 de la tarde, y pensé, bueno, es de día, no pasa nada. Sin embargo, por la noche, cuando llegaron de la fiesta, pues os podéis hacer una idea, ruido, y jaleo, y en definitiva una noche bastante regular.

Era la primera noche de crucero, y no empezaba bien aquello. He hecho 4 cruceros, y sé lo que son los barcos, y por otra parte tengo experiencia en dormir fuera, ya que suelo viajar y dormir mucho en hoteles por mi trabajo, por lo que soy más que consciente de los niveles de insonorización de las habitaciones, pero lo de este camarote no era normal. Se oía todo, todo, todo.

¿Qué hice?

Me fui a recepción y planteé la situación al señor de recepción de una forma tranquila, calmada y asertiva.

Usé la fórmula de la Comunicación No Violenta en la exposición de los hechos, cómo me sentía, las necesidades que tenía, y por último formulé la petición deseada y concreta para que me cambiaran de camarote.

Yo sabía que sería difícil, pues cuando compré los billetes sabía que había poca disponibilidad; no obstante, estaba dispuesto a cambiar de camarote, tenía un objetivo claro, descansar en las vacaciones.

¿Qué creéis que ocurrió?

Pues sí, me cambiaron de camarote, ya tenía un buen camarote (salvo lo de la puerta), y me subieron dos plantas más arriba. Mucho más cómodo todavía, y más cerca de todo.

Gracias José, -una vez más- por tu trabajo, compromiso y atención en el trabajo realizado para poder cambiar de habitación.

Os recomiendo leer, estudiar y practicar La Comunicación No Violenta (CNV) de Marshall B. Rosenberg.

Yo estoy bastante especializado en el tema de la comunicación, sobre todo cuando trabajo con ejecutivos, directivos, mandos intermedios, y en general con personas que tienen que comunicar, dirigir y gestionar equipos; sin duda es uno de los recursos que más entreno con mis clientes para la mejora de sus habilidades comunicativas, y por ende, de sus habilidades directivas.

Este verano cogí unas vacaciones de última hora. En el último momento encontré unas vacaciones fantásticas a un precio excepcional.

Tan última hora era, que salía de vacaciones en crucero el lunes 27 de agosto, y yo estaba comprando el viaje el viernes 24 a las 4 de la tarde.

El asunto está que cuando llego al barco, y por fin al camarote, veo que era lo que quería. Un camarote exterior con ventana al mar. La única pega es que había una puerta que comunicaba nuestro camarote con el de al lado. Algo parecido a lo que pasa en los hoteles con las habitaciones familiares.

¿Qué ocurrió?

Pues que la puerta estaba, pero como si no estuviera; cuando llegaron los vecinos de camarote, parecía que estaban dentro de mi camarote. En un primer momento cuando los escuché eran las 7 de la tarde, y pensé, bueno, es de día, no pasa nada. Sin embargo, por la noche, cuando llegaron de la fiesta, pues os podéis hacer una idea, ruido, y jaleo, y en definitiva una noche bastante regular.

Era la primera noche de crucero, y no empezaba bien aquello. He hecho 4 cruceros, y sé lo que son los barcos, y por otra parte tengo experiencia en dormir fuera, ya que suelo viajar y dormir mucho en hoteles por mi trabajo, por lo que soy más que consciente de los niveles de insonorización de las habitaciones, pero lo de este camarote no era normal. Se oía todo, todo, todo.

¿Qué hice?

Me fui a recepción y planteé la situación al señor de recepción de una forma tranquila, calmada y asertiva.

Usé la fórmula de la Comunicación No Violenta en la exposición de los hechos, cómo me sentía, las necesidades que tenía, y por último formulé la petición deseada y concreta para que me cambiaran de camarote.

Yo sabía que sería difícil, pues cuando compré los billetes sabía que había poca disponibilidad; no obstante, estaba dispuesto a cambiar de camarote, tenía un objetivo claro, descansar en las vacaciones.

¿Qué creéis que ocurrió?

Pues sí, me cambiaron de camarote, ya tenía un buen camarote (salvo lo de la puerta), y me subieron dos plantas más arriba. Mucho más cómodo todavía, y más cerca de todo.

Gracias José, -una vez más- por tu trabajo, compromiso y atención en el trabajo realizado para poder cambiar de habitación.

Os recomiendo leer, estudiar y practicar La Comunicación No Violenta (CNV) de Marshall B. Rosenberg.

Yo estoy bastante especializado en el tema de la comunicación, sobre todo cuando trabajo con ejecutivos, directivos, mandos intermedios, y en general con personas que tienen que comunicar, dirigir y gestionar equipos; sin duda es uno de los recursos que más entreno con mis clientes para la mejora de sus habilidades comunicativas, y por ende, de sus habilidades directivas.

El vídeo dura casi 9 minutos, y sé que puede resultar un poco largo, por eso os dejo el esquema de la “fórmula de la CNV aquí.

Los cuatro componentes de la CNV, Comunicación No Violenta son:

      • Observación. Que observamos que está afectando a nuestro bienestar.
      • Sentimiento. Cómo nos sentimos en relación a lo que observamos.
      • Necesidades. Los valores, deseos, etc. que dan lugar a nuestros sentimientos.
      • Petición. La petición concreta que pedimos para enriquecer nuestra vida.

Esto explicado muy esquemáticamente.

Por supuesto, esta fórmula de comunicación se usa en la mediación de conflictos armados, negociación, ámbito empresarial, y como no podía ser menos en el ámbito diario y personal de la vida en general.

Sinceramente, a mí me encanta como funciona, lo bien que te hace sentir, y por supuesto, como te hace conseguir los objetivos que tienes, y poder así satisfacer las necesidades que tenemos.

Si te dedicas a trabajar con otras personas, investígala. No te arrepentirás, como os digo, es uno de los recursos que más trabajo con mis clientes en un programa de entrenamiento, que tengo para clientes individuales, y digo entrenamiento porque hay que practicar; eso de hablar de los sentimientos, de nuestros valores, de lo que necesitamos, y sobre todo pedir las cosas de forma expresa, no es fácil de hacer; sobre todo cuando estamos “entrenados” en enmascarar, -en muchos casos-, nuestros sentimientos y necesidades.

Y por supuesto, es uno de los recursos que uso cuando trabajo con equipos, y “tíos duros” y “tías duras”, (dicho con todo el respeto y cariño), para mejorar la comunicación, y la gestión de los conflictos.

Como les digo a mis clientes, no me creas, pruébalo, y cuando lo prueban, pues eso, los ojos como platos, cuando ven que esto funciona.

Agradecido por tu visita.

Saludos cordiales, y gracias por tu tiempo al leer esta publicación.

José Miguel Gil

Coach Profesional Sénior. CPS 10161 & Psicólogo Colegiado AO-10124

Especializado en RRHH, desarrollo de personas y gestión del cambio.
Con una experiencia profesional de más de 20 años y más de 2500 horas de sesiones de coaching.
Más de 4500 horas de formación impartidas.
Conferenciante, formador y consultor experto en comportamiento humano, organizacional y de equipos.

Desde 2007, Gerente de COANCO

Desde 2012, Presidente de ASESCO, Asociación Española de Coaching.

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Empresa pionera de coaching que desde el 2007 formamos Coaches certificados por ASESCO y se dedica a la Formación y Servicios de Coaching.

Realizamos procesos de Coaching Personal, Coaching Educativo, Coaching Ejecutivo y Empresarial y Coaching de Equipos.

Expertos en Gestión del Cambio. ¿Necesitas cambiar algo? ¿Tienes un problema? Te ayudamos a solucionarlo con soluciones creativas de problemas «CPS»