Los errores del coach
En los procesos de coaching el coach no es un maestro gurú libre de dilemas y errores.
Cuando el profesional pierde la concentración, o no cumple con la esencia del proceder profesional en coaching, puede incurrir en los siguientes errores:
1. Pretender dirigir.
El coach no decide sobre qué objetivo es el mejor para el cliente. No se inmiscuirá. Ayudará a que el coachee encuentre sus mejores decision
es. Sería una equivocación tratar de resolver los problemas del cliente, o que determinara cuáles son los objetivo que se ha de marcar el coachee. El coaching por definición es «no directivo».
2. Comparar a los coachees.
En la esencia del coaching está tratar a cada persona de manera individual. El coach no ha de empeñarse en que al interesado le resulte válido un modelo que ha sido exitoso para otros, porque cada persona es diferente.
3. Convertirse en juez.
No se debe echar broncas, hacer juicios, etc. Esto sería desnaturalizar la labor de coaching y, además, provocaría la desconfianza del coachee.
4. No asumir él mismo las habilidades directivas que propone.
Coherencia con el mensaje, y cómo se actúa en la vida. La mejor manera de enseñar es mostrar con la propia conducta. De esta forma se comunica, aunque no se quiera. No es preciso que el coach sea un hombre perfecto en todas las habilidades, pero sí que manifieste con hechos que cree en lo que propone.
5. Interrumpir reiteradamente.
Esto podría impedir una de las aportaciones más importantes del directivo. El coach debe realizar las preguntas después de que el coachee haya dicho todo lo que tenga que decir.
6. La impaciencia por conseguir mejoras.
Un buen coach debe tener un buen dominio de los tiempos de maduración para resolver los problemas.
7. La falta de discreción.
Esto es, no respetar el secreto profesional. El coach no debe revelar la información que tenga el cliente para tratar de ayudar a otros clientes, darse importancia, etc.
8. Crear dependencias desmedidas.
El proceso de coaching debe enfocarse hacia un número de sesiones limitadas en el tiempo, y un objetivo claramente definido. De esta forma, se garantiza que la relación que se establece es estrictamente profesional.
9. Arrogancia.
Es importante ser honestos. La arrogancia no beneficia nada al proceso de aprendizaje.
10. Bloquearse en los defectos.
No se debe caer en el reproche de los fallos, o defectos. El coach debe abrir puertas que ofrezcan oportunidades de mejora.
Tras esta enumeración, se puede concluir que la calidad de un proceso de coaching vendrá determinada por la capacidad del coach de no incurrir es estos errores, y desplegar sus conocimientos y habilidades.
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